Artículo publicado en la revista El Economista Agro nº109 17 de mayo de 2025
María Dolores Gómez-López
Profesora de la Universidad Politécnica de Cartagena y directora de la Plataforma Synergynuts.
El crecimiento de la población mundial es uno de los grandes retos de la agricultura, por la necesidad del abastecimiento alimentario, lo cual genera una elevada presión sobre los recursos naturales, cada vez más escasos y sobre el medio, cada vez más contaminado. La combinación de modelos de cultivo con elevados rendimientos por hectárea como el almendro y el olivar en seto, con la agricultura regenerativa y los avances tecnológicos, se presenta como una solución a estos problemas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), estima que la población mundial superará los 9.000 millones de personas en 2050, incrementándose la demanda de productos agrícolas entre un 60 y 70 %. Pero, este incremento en la producción de alimentos, sin una buena estrategia de gestión, podría llevar a graves problemas de agotamiento y contaminación de suelos, pérdida de biodiversidad y contaminación de los ecosistemas, debido al uso excesivo de fertilizantes y pesticidas. Esto nos lleva a la necesidad de plantear una intensificación sostenible de la agricultura, que permita aunar objetivos económicos, ambientales y sociales, buscando el incremento de la eficiencia de las tierras de cultivo, aumentando la producción por hectárea y la riqueza del ecosistema que la soporte, haciéndola más sostenible.
Esta eficiencia productiva en olivar y almendro se ve maximizada con el uso de los sistemas productivos en seto, en los que, a partir de variedades adaptadas, generamos, mediante podas mecánicas, muros de vegetación productiva con pequeños arboles de unos 2 m de alto por medio metro de ancho, que aprovechan eficientemente la luz, llegando, en algunos casos, a triplicar las producciones por hectárea existentes. En estas explotaciones se optimiza el uso de recursos e insumos, con una recolección mecanizada que favorece calidad y homogeneidad de producto. A menudo el término “agricultura intensiva” se asocia a agotamiento de suelo, de recursos y aumento de la erosión y contaminación, pero, no es así si se realiza con un manejo adecuado.
A este respecto si conjugamos las prácticas de la agricultura regenerativa con estos sistemas de cultivo en seto, obtendremos los beneficios de ambas estrategias. La agricultura regenerativa integra una serie de prácticas de cultivo definidas originariamente en 1980 en el Instituto Rodale, en Estados Unidos. Este sistema avanza un paso más allá de la producción sin residuos de la agricultura ecológica, basándose en la restauración de los suelos, resultando en una producción más sostenible, soportada en los avances de la ciencia y la tecnología.
La propuesta de prácticas de cultivo que hace la agricultura regenerativa, adecuadas para almendro y olivar en seto, reportan numerosos beneficios, como son:
- No laboreo: que posibilita una reducción de la erosión y desertificación de nuestros suelos. La degradación del suelo se ha triplicado en los últimos 10 años y la pérdida media anual de suelo en España se sitúa en torno a las 14,2 toneladas por hectárea y año, de ahí la importancia de la adopción de esta práctica.
- Uso de cubiertas vegetales, que se basa en mantener vegetación en las calles de los cultivos, no dejando el suelo desnudo, reportando múltiples beneficios, asociados a la salud del suelo, por su aportación de material vegetal al suelo, que favorecerá el desarrollo de microorganismos, el secuestro de carbono, la regulación de nutrientes y la disponibilidad de agua. A este respecto el Informe sobre el Estado de la Naturaleza de la Comisión Europea (2020) indica que entre el 60% y el 70% de los suelos no son saludables, por lo que es urgente regenerarlos.
- Aumento de la biodiversidad aérea: mediante el uso de polinizadores que favorecen la polinización y calidad, produciendo ingresos extras con miel y derivados. También se utilizan setos florales, que favorecen la supervivencia de enemigos naturales que preservan la sanidad de las plantas y, en el caso de aromáticas, proporcionarán aceites esenciales. El mismo Informe sobre el Estado de la Naturaleza de la Comisión Europea (2020) cuantifica que, una de cada diez especies de abejas y mariposas está en peligro de extinción, convirtiéndose en un punto importante a mejorar en los ecosistemas naturales.
Pero, la agricultura regenerativa se ve reforzada por las tecnologías que pueden utilizarse en los cultivos en seto de almendro y olivar, al ser cultivos de alto valor. Así vemos como obtenemos grandes beneficios ambientales con:
- Agricultura de precisión: los modelos en seto permiten utilizar sensores, riego subterráneo y herramientas digitales para optimizar el uso de fertilizantes, fitosanitarios y agua.
- Tecnología y robótica: la mecanización avanzada y el uso de robots aumentan la eficiencia en la poda, recolección, trabajos de suelo y aplicación de tratamientos, reduciendo costos y aumentando la sostenibilidad del sistema.
- Biofertilizantes y micorrizas: su aplicación mejora la absorción de nutrientes y la sanidad del cultivo, reduciendo la dependencia de fertilizantes sintéticos y pesticidas.
- Energía renovable: el uso de agrivoltaica permite reducir costos energéticos y dependencia de combustibles fósiles.
Como vemos, la combinación de modelos en seto con prácticas regenerativas y tecnología en cultivos de almendro y olivar permite incrementar la producción por hectárea y ofrece grandes ventajas tanto ambientales como económicas, posicionándose como una solución viable, sostenible y rentable para los agricultores, garantizando la sostenibilidad de los cultivos leñosos en el futuro y la seguridad alimentaria.